MIENTRAS TRANSCURRAN LOS “PÁNICOS”
Hugo Guardaviento
Sucederán, sucediéndose -como
estremecimientos- pintándose como se pinta la sangre en los cuerpos de los
moribundos. Sucederán a pesar de estar felices porque vienen sin que uno los
llame; porque son sigilosos y vienen sin que uno los llame. Porque, para colmo
de males, son totalmente “ilógicos”. No tengamos miedo a los Miedos. Eso es
otra cosa. (La ciencia médica lo sabe mejor que yo)
En las fosas, en los vacíos, corren y
divagan juicios que jamás terminarán de sentenciarse.
La injusticia es la única antorcha
presencial de esas muertes que no tienen autores; que no admiten actores que
porten verdades para el sistema jurídico existente.
Y entonces pasa, que, mientras, transcurren
los pánicos…
“El pánico”, ese señor tan imprevisto que
se presenta como una figura pública de moda apta para todo público: niños,
adolescentes, en primeras y segundas juventudes y en la tercera edad, también.
Los estremecimientos antes mencionados
empiezan a formarse como una moda macabra que se va modificando, solamente, con
el nombre de turno de sus personajes, día a día, en los medios de comunicación,
que a veces, sin querer, terminan fomentándolos.
El dolor dura el tiempo, o, casi el tiempo
en que la persona lee, escucha o ve el hecho que se relata como terrible y a la
vez pequeño... Casi un delirio pero real como el estado de un hipocondríaco, al
final, de sus auto-inventos.
Luego, es carnaval. Y así, los pánicos, la
sangre derramada, pasan a formar parte de esa especie de novela real observada
por millones de testigos; como si alguien dijera simplemente: “me acaba de
picar un mosquito y me temo que eso pueda llevarme a la muerte”. NO BROMEO.
La política, al parecer, seguirá ligada a
toda esta nefasta suma de procederes. No me refiero a ningún partido político
en especial. Es algo más profundo. Algo que nos ataca a nosotros que somos
hijos de la “polis” griega; a nosotros, animales políticos pensantes de piel y
hueso y alma.
Así,
tanto grupo de poderes como nosotros
mismos, seguimos consintiendo en que sigan sucediéndose “ataques de pánico”
cada vez más frecuentes, precisamente en personas que nada tienen que ver, en
la práctica, con las decisiones que avalan que todo siga igual.
De ninguna manera estoy negando la
responsabilidad que a cada uno de nosotros nos compete como miembros de la
sociedad,
que, inconscientemente, (o por miedo sin
sentido), somos pasivos cómplices de estos dueños de la vida ajena; y, lo peor,
de estos protectores de estas verdaderas violaciones de los derechos humanos,
en un sentido más amplio del término.
Esta país habla de los derechos humanos
desde la política y en relación a “política”. Bueno, este país y el mundo!!!
Así, defienden lo que les permite luego
usar como pancartas y banderas para sus campañas.
No se interprete esto como un no estar de
acuerdo con el juzgamiento de los terrorismos de estado cometidos. Pero,
¿cuándo será el día en que hablemos de derechos humanos con un sentido más
abarcador?
Así, por ejemplo, una violación a tu vida
privada seguida de mutilación hasta transformarte en leyenda triste, no se
trata como crimen de lesa humanidad. O me equivoco. ¿O estoy muy desinformado y
sí lo hacen?
O, simplemente, tener que vivir todo el
tiempo en un mundo de “eternas segundas intenciones”(no me refiero a la
ficción)? Ejemplo: alguien me dice “Señor, tengo hambre.” Le doy un plato de mi
guiso de arroz que es un manjar(para mí). Luego se ofende y se va. Entonces,
este tonto tal vez, se da cuenta tarde de que el hombre quería dinero!
¿Hasta cuándo en este pequeño transcurrir
que nos toca a los seres humanos, tendremos que interpretar que cuando alguien
nos dijo: “esto es blanco”, en realidad quería decirnos que tal cosa era negra?
Todo eso y muchas otras cosas más, produce
ese mal tan mal informado a veces. Algunos lo llaman “Trastorno de pánico o de
angustia o de ansiedad…”
Gastemos un poco en publicidad para que
nuestros parientes al menos, entiendan la diferencia entre el “miedito
necesario” para que sepamos cuidarnos de una vez y ese señor no invitado y que
no pertenece a ninguna película de terror, al que llaman Trastorno de Pánico.
La gente está esperando. Gracias a Dios y a
la Medicina ,
en mi caso, creo haber superado ese desierto.
Que mi experiencia, contada sinceramente,
ayude a otros, a todos, a superarlo. No tengo enemigos pero si los tuviera, no
les desearía…
Quiero ver una sonrisa al fin-aunque sea
difícil realizarla- aún antes de enfrentar un día de esos en que la T.V. anuncia alertas
meteorológicos y de todo calibre.
Dejemos ciertos decires del acervo e
inconsciente colectivo. Esos que ya decían nuestros abuelos. Como por
ejemplo:”Martes 13…mmm… no te cases ni te embarques”.
A veces nuestros antepasados fundaron
enfermedades que hoy están de moda. Luego, ergo, los jóvenes se buscan
problemas que enferman a la sociedad! Mentira! Porque la flor es fruto de una
raíz y porque está escrito que “por sus frutos los conoceréis…”
Ayudémonos. Amén.
Isla Caraguatay, Monte Carlo, Misiones, Argentina, lugar donde nací un 24 de febrero.
Los trastornos de pánico son un invento de la post modernidad.
ResponderEliminarNos han enseñado y educado, por generaciones (cientos y se ha tornado cultural);digo, con el miedo;la culpa;el pecado original; jaja hasta me da risa,es digo, un elemento de dominación.
Hoy es un monstruo de mil cabezas,todos hablándonos a la vez, para confundirnos, oprimirnos y castigarnos y solo parque?... para seguir dominándonos y sometiéndonos....
Hay que abrir los ojos y actuar, repeler y rechazar todo intento de dominación de nuestras siquis y nuestros actos.. es nuestra obligación como seres libre y pensantes!! libres!!!!